El Diario Montañés, 19 de octubre de 2012
Si no fuera porque la Real Academia define la
germanía como una «jerga o manera de hablar de ladrones y rufianes, usada por
ellos solos», pensaría que en este siglo vuelve a estar de moda. Pero no, no es
un lenguaje de ladrones y rufianes –¡Dios me libre de decir tal cosa!– el que
se está imponiendo, aunque en el fondo sí tiene mucho de jerga. Es una
auténtica invasión de anglicismos, que nos rodean por doquier para impregnarnos
de un falso tinte cosmopolita. Vean, si no, las perlas que aparecen en la prensa
estos días: Nos enteramos de que Santander desarrollará en breve un ‘Cloud City
Center’, para lo cual la ciudad estará repleta de sensores de ‘smart city’ y tendrá dispensadores donde los
ciudadanos podrán adquirir cupones de venta para ‘smartphones’. Además, el Ayuntamiento, mediante el proyecto ‘Open
Data’, permitirá la entrada a la información pública a través de un portal ‘web’
municipal para que los ciudadanos tengan el acceso a ella. Incluso en un futuro
muy próximo, ese mismo ciudadano podrá recibir mensajes personales por ‘e-mail’
o ‘sms’. No es de extrañar que con todo lo anterior, en un ‘ranking’ que se ha
publicado recientemente, sólo Barcelona nos adelante como ciudad más
inteligente; por detrás de nosotros tenemos capitales tan importantes como
Madrid, Málaga y Bilbao, que completan el ‘top five’ del estudio de localidades
que más han avanzado hacia las TIC. Y es que somos tan ‘guay’, que lo mismo
tenemos un ‘ferry’ abarloado en el muelle y un ‘dog park’ en el parque del
doctor Morales, que ponemos en marcha la escuela ‘Making of’ con diez
participantes y un elenco de ‘coaches’ para prepararlos, o que nuestras mujeres
del PP crean la plataforma ‘Woman's Week’ con el objetivo de convertir el día
de la mujer trabajadora en una semana.
Cuando estoy finalizando este artículo, mi ‘office
manager’, un auténtico ‘hacker’, me invita a un ‘cofee break’ en un cercano
‘self-service’.
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