El Diario Montañés, 28 de mayo de 2013
El
turismo genera en nuestra región el 10% del PIB, y los ingresos que recaudan
las administraciones públicas por tal actividad, entre impuestos directos e
indirectos, representan el 9,1% del total. Además, da empleo a 24.000 personas,
lo que supone el 10,8% de la ocupación total de Cantabria. Con estas cifras,
estaremos de acuerdo en que si el sector se constipa, todo el cuerpo social se
resiente.
Ahora
hemos sabido que las pernoctaciones en los hoteles cántabros han descendido en
abril de este año el 23,6%, lo que nos sitúa en el tercer puesto por la cola en
el ranking nacional que mide la captación de turismo. Es decir, que más que
constipado parece que el paciente está próximo a la neumonía.
«Yo
no mandé a mis naves a luchar contra los elementos», dicen que dijo Felipe II
cuando conoció la derrota de la Armada. Parecida disculpa es la que ha
esgrimido el consejero regional de Turismo, Eduardo Arasti, atribuyéndole a la
lluvia y al pertinaz mal tiempo estos datos negativos. Pero, si es evidente que
la climatología no ayuda, a lo mejor también estamos haciendo algo mal en la
promoción turística, porque algún vecino, tan castigado como nosotros «por los
elementos», ya nos toma la delantera en un campo en el que le llevábamos
ventaja. Es hora de cuestionarse si los recortes han mermado nuestra presencia
en las ferias de turismo y en la publicidad en medios de comunicación. Y de
analizar si el mensaje de esa publicidad es claro y oferta no sólo el paisaje,
sino también el paisanaje, la gastronomía, la artesanía, el folklore..., el
patrimonio, en fin, eso que nos puede hacer atractivos, por diferentes. Porque
una campaña que sólo se base en mostrar las bellezas naturales está abocada al
peligro de la estacionalidad. Y al fracaso, si se confirman las predicciones que
aseguran que hay muchas probabilidades de que en 2013 no haya verano en esta
parte de Europa occidental.
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