El Diario Montañés, 6 de mayo de 2013
Pasó
el primero de mayo con más parados de la historia, y en nuestra ciudad los
sindicalistas locales le han pedido a Diego que no le cuente más cuentos a la
ciudadanía, que lo de los cuentacuentos está bien para «entretener a los niños»,
pero no a los casi 60.000 parados de la región ni al resto de personas que
padecen la pérdida de derechos laborales.
Diego,
muy animoso él, había convocado días antes una rueda de prensa con la
intención de detallar los planes y los programas económicos que ha realizado su
gabinete para relanzar el empleo y, sin precisar una fecha para alcanzar el
objetivo –en los cuentos infantiles los tiempos de Maricastaña son muy
imprecisos–, comunicó que «Cantabria es capaz de ser de las primeras
comunidades autónomas en dar los mejores resultados en el parámetro de la
creación de empleo». No añadió al final, como es preceptivo en todo cuento que
se precie, que ese día seremos felices y comeremos perdices..., o carne de
perro.
Porque
otro cuento que se ha extendido por esa autopista sin limitaciones que es
Twitter ha resultado ser un cuento chino. Algún desaprensivo escribió un
mensaje digno de un relato de terror, por su contenido, o de Monterroso, por su
escasa extensión: «Precintado el Wok de Santander porque una chica ha ido al
médico y le han encontrado el chip de un perro». Todo se hubiera quedado en una
gracia maliciosa de no ser porque los restaurantes notaron una considerable
bajada de comensales y, ante las denuncias de los perjudicados, ha tenido que
intervenir Sanidad para cortar el bulo.
Mientras
tanto, en la feria del libro de Santander, cerrada ayer, luchando contra la
crisis y las adversidades climatológicas, libreros y editores intentaron vender
otro tipo de cuentos más sustanciosos para los asuntos del espíritu. Son
historias que se guardan en las páginas de esos objetos tan raros llamados
libros. ¡Que la suerte les acompañe!
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