El Diario Montañés, 13 de noviembre de 2013
Resulta muy difícil ser original
en esta aldea en la que la información se expande con inmediatez. Al poco
tiempo de que Jorge Cembranos y sus alumnos montaran una instalación con
cuarenta toneladas de basura en la plaza Porticada de Santander, para realizar
una fotografía artística, la huelga de la basura en Madrid ha conseguido
amontonar trescientas toneladas en las calles de la capital y llenar de
fotografías las portadas de la prensa. Cembranos lo hizo aquí para denunciar «la
pasividad, el desinterés y la indolencia de la sociedad ante la situación de
los demás». Los barrenderos madrileños lo están haciendo allí para denunciar el
ERE de 1.134 compañeros, la bajada de sueldo de hasta el 43% y para llamar la
atención de los demás ante su situación precaria. Madrid imita a Santander y,
de momento, multiplica por ocho el resultado.
Pero, por desgracia, parece que
también Cantabria está dispuesta a imitar a Madrid en otros asuntos nada
recomendables. El 13 de octubre de 2009 José Mayans publicaba en ‘El País’ un
artículo para explicar cómo empieza el entramado de la privatización de la
Sanidad en la capital de España y denunciaba que todo estaba perfectamente
planificado: «a corto plazo, los gobiernos construyen hospitales sin que las inversiones figuren como
endeudamiento. Convierten gasto de capital en gasto corriente e hipotecan el
futuro. Construyen un hospital en poco tiempo, obtienen rentabilidad electoral
y que paguen los que vienen detrás». Luego llega todo lo demás.
¿Les suena de algo? ¿Verdad que
lo que se pretende hacer con Valdecilla parece una imitación, ésta genética,
pues va implícita en la idiosincrasia neoliberal? ¿No es sospechoso que César
Pascual, actual gerente del hospital que levantó un marqués por iniciativa
popular (del pueblo, no del PP), fuera el responsable de la privatización de un
hospital de Madrid? Hay coincidencias que ponen los pelos de punta.
Qué otra cosa podemos hacer
nosotros sino abrazarnos a Valdecilla para intentar defenderla y defendernos de
tanta basura interesada.
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