El Diario Montañés, 12 de febrero de 2014
Transcurría el mes de junio de
2009 cuando Leire Pajín proclamó –acerca un micrófono a un mediocre y atente a
las consecuencias– que pronto llegaría un «acontecimiento histórico para el
planeta», la conjunción de dos estrellas, Obama y Zapatero, que diseñarían «un
mundo más justo, más próspero y más equilibrado». Profético.
Recientemente, en el congreso
nacional del PP convergieron tres estrellas, Fátima Bañez, Ignacio Diego y
Andrea Fabra, para formar una constelación y ensalzar las bondades de la
reforma laboral. Fátima Báñez, ministra de trabajo, aplaudió la «labor
desarrollada en Cantabria por el empleo, por haber sido la comunidad que mejor
ha cumplido los objetivos en esta materia». Entonces Diego se vino arriba, puede
incluso que se lo creyera, y realizó «un paralelismo entre las reformas que
deben hacerse en cualquier hogar y las medidas para dinamizar el empleo que
está emprendiendo su partido». (No sé cómo está su casa, ni me interesa, pero
sí sé como está Cantabria, y me preocupa). La Fabra –hija de un político
condenado a cuatro años de cárcel por defraudar a Hacienda y esposa de un exconsejero
de Sanidad que tuvo que dimitir por turbios asuntos de externalizaciones,
presuntamente interesadas, de hospitales públicos– no consta en las crónicas
que dijera nada interesante. Al menos se contuvo y no lanzó el famoso «¡qué se
jodan!», como hiciera en el verano de 2012 cuando se anunciaban recortes a los
derechos de los desempleados.
Se terminó el congreso nacional del
PP, y a los pocos días conocimos datos reales: el paro creció en Cantabria un
2,4% en enero; nuestra región fue líder en pérdida de afiliados a la Seguridad
Social; la producción industrial cayó un 3,8% en 2013, muy por encima de la
media estatal; el aeropuerto de Parayas perdió en el primer mes de este año el
34,9% de pasajeros...
El trío estelar, como Pajín en su
día, dio muestras de una ceguera manifiesta o –esto sería peor– de una videncia
interesada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario