El Diario Montañés, 30 de julio de 2014
Mariano
Barbacid, que lleva décadas luchando contra el cáncer en los laboratorios, se
mostró muy disgustado la semana pasada al enterarse de que el Estado había
perdido 13.000 millones de euros con la gestión de Catalunya Banc. «Me han dado
ganas de volverme a la cama –dijo–. Con lo perdido en Catalunya Banc, la
ciencia española daría un vuelco».
Carmen Vela, Secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, se sintió con vela en el
entierro y le contestó rauda: «Me parece una comparación
completamente absurda, una cosa son
los recursos que tienen que ir a los bancos y otra cosa es la ciencia». Una
clara separación de fronteras para no mezclar churras con merinas, como ella
separó en su día el apoyo que dio al manifiesto para defender la alegría en
favor de Zapatero de la aceptación posterior de la Secretaría de Estado que le
ofreció De Guindos. Tener las lindes marcadas da mucha tranquilidad.
El presidente de
Cataluña, Artur Mas, cuando se descubrió que el muy honorable Jordi Pujol
mantuvo dinero en paraísos fiscales durante treinta y tantos años, dijo que «era
un tema personal suyo: nada que ver ni con el partido ni con el Gobierno».
Faltaría más, que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Así de claro.
Cosa que parece ignorar nuestro gobierno regional en el asunto del teleférico
de Cabárceno. Para asegurarle el rendimiento económico a los mejicanos que se
van a hacer cargo de su explotación, los visitantes van a pagar con el aumento
del veinte por ciento de la entrada todos los servicios del parque, incluido el
uso del teleférico, aunque no lo
usen.
Lo dijo Elena
Poniatowska cuando recogió el premio Cervantes: «El poder financiero manda no
sólo en México sino en el mundo. Los que lo resisten montados en Rocinante y
seguidos por Sancho Panza son cada vez menos. Me enorgullece caminar al lado de
los ilusos, los destartalados, los candorosos».
Y a mí, también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario