martes, 22 de julio de 2014

COTUFAS EN EL GOLFO (23 de julio de 2014)


El Diario Montañés, 23 de julio de 2014

Hace poco más de un mes que el gobierno regional declaró el juego de los bolos Bien de Interés Cultural Inmaterial de Cantabria, en palabras del consejero Serna, «con el objetivo de protegerlo y relanzarlo para el disfrute y mejor conocimiento de las siguientes generaciones». Por lo que hemos visto esta semana, fue un ejercicio de buena voluntad que ha servido para bien poco –como sembrar cotufas en el golfo–, pues un plan urbanístico, unido a un mundial de vela para el que sólo tenemos seguro el cava, se ha llevado por delante la bolera de San Martín de la Mar. Y no seré yo quien diga que no están bien las plataformas aterrazadas del diseño –tan aseadas, tan modernas, tan de vanguardia–, que van a servir de graderío para contemplar la bahía y ver al fondo el lento amanecer tras la resaca del botellón del día anterior. Pero me duele que borren del mapa algo tan nuestro, que podía haber sido integrado en el conjunto por algún diseñador menos premiado y más respetuoso.
También los diseñadores de UPyD –el partido que formó Rosa Díez para dar cauce a su ambición de poder y eco a sus contradicciones– presentan un proyecto que borra del mapa gran parte de nuestros municipios regionales, hasta dejarlos en diecisiete. A Villaescusa, mi valle, uno de los nueve que formó la Junta de los Nueve Valles en 1581, germen en 1778 de la Provincia de Cantabria, lo han incluido en El Astillero, cuyo mayor mérito histórico fue hurtarle el nombre a Guarnizo, el lugar de su origen.
Y mis habituales incertidumbres se convierten ahora en miedo. No porque, como en el caso de la bolera de San Martín, no se hayan respetado la historia ni la tradición, sino porque si la deuda de 720.000 euros que mantiene El Astillero con Hacienda, por empecinamiento de Diego y Cortina, no la pagan ellos con su patrimonio, ¿tendremos que asumirla los villaescusanos, recién llegados?

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