martes, 7 de octubre de 2014

DESCENTRADOS (8 de octubre de 2014)


El Diario Montañés, 8 de octubre de 2014

El vehemente diputado regional del PP, Íñigo Fernández, acaba de decir que Miguel Ángel Revilla está tomando una deriva radical hacia la extrema izquierda. Por eso, según él, algunos militantes abandonan el barco regionalista, ya que no pueden soportar la postura inflexible del capitán, que desde el puente de mando le pide insistentemente al timonel que fije el rumbo a babor, siempre a babor. De ser cierta, yo no estaría en desacuerdo con la postura de Revilla. Al fin y al cabo el corazón está colocado a la izquierda, y la sangre –salvo la de los reyes que dicen que es azul– tiene color rojo.
En esto de la navegación política tengo muy pocas certidumbres. Pero hay una que me parece innegable: cuando se inició la carrera electoral cada trainera tenía bien marcada su calle en el campo de regatas, y la embarcación del PP, que parecía muy centrada, en cuanto tomó el mando de la prueba invadió descaradamente las calles de la derecha. Desde entonces continúa por ese rumbo, erre que erre, pese a las advertencias de los electores (los auténticos árbitros). Acaso por ello sienten cada vez más a su izquierda a todos los rivales. Si, como las encuestas apuntan, los ciudadanos descalifican en las elecciones de mayo a la embarcación que patronea Diego por ese deambular errático, quizá sea otro Íñigo –de la Serna, que ha anunciado que sigue– quien deba hacerse cargo del timón. Entonces tendrá cuatro años por delante para tratar de enderezar la orientación perdida.
Y es que el tema de las posiciones tiene su aquél. En el bolsillo de la derecha –utilizado indistintamente por caraduras de izquierda, centro y derecha– guardaban las tarjetas B de Caja Madrid ochenta y seis consejeros y directivos que «pulieron» con ellas quince millones de euros. Sólo tres no las utilizaron. Tres hombres honrados. Tres personas a las que, de no haber salido el fraude a la luz, los demás considerarían tontos. Pero tontos bien centrados.

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