El Diario Montañés, 3 de diciembre de 2014
Que estamos
saliendo de la crisis es un eslogan tan reiterado como vacío. Zapatero inició
la cosa imaginando brotes verdes. Y Rajoy, con esa mirada inquietante que le
lleva a voltear los ojos hacia su interior tras abrirlos como platos, es capaz
de ver raíces. Raíces profundas que han nacido de sus cambios estructurales y
que soportarán sin riesgo la planta del crecimiento. Mientras tanto los
ciudadanos, cada vez más alejados de esas metáforas, se echan a la calle. Unos
para pedir «pan, trabajo y dignidad», un lema que parece de tiempos pretéritos;
otros para recoger alimentos solidarios que luego los Bancos de Alimentos donan
a los más necesitados, que cada vez son más. Un ejemplo palmario de que aún quedan
algunos bancos buenos.
Desgraciadamente
la economía doméstica anda mal, y la mayor
parte de nosotros, aunque algunos prefieran mirar para otro lado, tenemos los
bolsillos vacíos, y no porque gastemos más, sino porque cada vez entra menos en
ellos. Hasta el propio presidente regional sólo ha podido aportar 120 euros
para la ampliación de capital del Racing. Como todo lo suyo, su gasto y su
gesto han sido un ejercicio de solidaridad responsable, sumado a una necesidad
imperiosa de salir en los papeles. Aunque con tal cantidad y con sus manifestaciones
sobre la pobre implicación de los demás haya quedado doblemente retratado.
Su fiel
vicepresidenta, María José Sáenz de Buruaga, ha manifestado a este periódico
que su partido es el que ha plantado cara a la crisis y el que debe plantarle
cara a la corrupción cortando las malas hierbas. En la parábola del sembrador,
Jesús recomendaba dejar crecer la hierba mala para distinguirla bien y poder
separarla del trigo sin peligro. Acaso por seguir al pie de la letra su
consejo, en el PP no han cortado a tiempo sus malas hierbas y ahora les cuesta
mucho arrancarlas, de tan arraigadas.
Que tengan
cuidado, hay jueces que no se toman descansos en balnearios y andan de poda.
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