martes, 3 de enero de 2017

ESPAÑOLITO QUE VIENES... (4 de enero de 2017)


El Diario Montañés, 4 de enero de 2017

No apunta buenas maneras 2017. Nos habíamos acostumbrado tanto a la crisis que hasta empezábamos a consumir moderadamente. Pero la alegría dura poco en casa del pobre, y un mazazo, en forma de subida del precio de los carburantes, amenaza con empobrecernos un poco más. Es como si este ciclo económico negativo no tuviese fin.
Si seguimos así los ciudadanos tendremos que ser rescatados por el Estado como ya lo han sido algunas entidades bancarias, que desde 2008 a 2014 recibieron 90.000 millones de euros en ayudas públicas. De esas ayudas –donaciones más bien– sólo hemos recuperado el 4,4%, aunque los más optimistas calculan que llegaremos al 9%. Por eso los bancos, que no quieren padecer la vergüenza de otro rescate, cobran ahora tantas comisiones, prejubilan a sus trabajadores, cierran sucursales e intentan convencernos de que lo mejor para nuestros intereses –que son los suyos– es el autoservicio.
También las compañías eléctricas preparan subidas de precios. Para maquillarlas, sus cerebros grises diseñaron en su día unas tarifas tan opacas que a todos confunden: algunos dicen que en 2016 la electricidad bajó un 11% y otros mantienen que se incrementó el 28%. Estimo que atinan estos últimos, pero no puedo probarlo. Sí está comprobado que nuestra compañía de riesgo (lo he escrito así, no ha sido el corrector) tuvo una avería que dejó sin luz durante noventa minutos a 30.000 santanderinos en la hora punta del menú de Año Nuevo. Es la misma empresa que nos tutea en su publicidad con un mandato imperativo: «evoluziona» nos pide, con zeta (algunos publicistas se creen genios), cuando a lo mejor es ella la que debería hacérselo mirar.
Horas antes de ese corte, en los albores del nuevo año, había nacido en Valdecilla una niña con nombre de diosa. Fue la primera que vio la luz eléctrica de la madrugada en Cantabria y por ello recibió 2.000 euros de una entidad bancaria.
Desde su llegada al mundo, como si de un anuncio publicitario se tratase, la fuerza de la luz y de los bancos le acompañan. Deseo que nunca hielen su corazón.

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