miércoles, 8 de marzo de 2017

PRESUPUESTO SIETEMESINO (8 de marzo de 2017)


El Diario Montañés, 7 de marzo de 2017

Estamos pasando una etapa difícil, aunque nos hablen maravillas del actual momento económico. Sólo hay que preguntarle a cualquier consejero o director general de nuestro gobierno sobre algún pago pendiente de su consejería, para asistir a encogimientos de hombros y explicaciones que no van más allá del «hemos hecho cuanto estaba en nuestras manos; no podemos hacer más». Y lo dicen porque el tema en cuestión, aunque aprobado ya desde hace meses –con la consiguiente publicación en el BOC– sigue estancado en Hacienda, madre vigilante que sólo liberará el dinero cuando lo haya y pueda hacerlo. Porque, aunque las partidas económicas del gobierno regional se aprueben en el papel, llegando septiembre alguien puede decidir que hay que retrasar pagos para maquillar el déficit. Y es entonces cuando se quedan en el limbo, en espera de tiempos mejores.
Ahora, cuando ya casi han caído tres hojas del nuevo calendario, acaban de aprobarse las cuentas regionales de 2017. Y con los dineros de este curso se hará frente a esos pagos no realizados en los últimos meses del anterior, con lo que el nuevo presupuesto nace sietemesino, sin posibilidades reales de llegar a fin de año. Siempre sucede lo mismo. La rueda económica que nos lleva gira a un ritmo muy desigual, en unas ocasiones casi frenada y en otras frenética, sobre todo cuando las obras y las inversiones previas a cada periodo electoral engrasan sus rodamientos. Entonces no hay déficit que valga.
En ese sentido, la nuestra es una economía basada en engaños, una especie de juego irregular, pero permitido, que nos obligan a jugar a todos, gobierne quien gobierne. Y que también padecen los consejeros y los directores generales, con encogimiento crónico de hombros, arqueo de cejas y una disculpa pesarosa por no poder hacer más de lo que hacen. Y a mí, qué quieren que les diga, me da mucha lástima sentir su desvalimiento. Por eso permanezco cabizbajo cuando alguno de ellos se sincera y me comenta en privado todo lo que no puede decir en público. No soporto su congoja.

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