martes, 18 de abril de 2017

BANDERAS DE FE (19 de abril de 2017)


El Diario Montañés, 19 de abril de 2017

Atrás quedó la Semana Santa de las banderas. El 14 de abril, viernes santo, la republicana renació en algunos lugares, mientras que las del ejército español ondeaban a media asta en todos los cuarteles de nuestro Estado, constitucionalmente no confesional. No es extraño, porque por la estrecha boca del buzón de ciertas instituciones no cabía la Carta Magna. En 1980, tiempo de «mili», canté el himno de la Armada, escrito por Pemán y nunca revisado, que anuncia el regreso del imperio –«El imperio a España vendrá por los caminos del mar»– y pide a los marineros que crucen los mares guiados por una rosa de los vientos que tiene «delante, la gloria, la leyenda en pos, debajo las voces de nuestros caídos y arriba el mandato de España y de Dios». Son fachadas de la tradición difíciles de cambiar cuando Dios es el capitán general de los ejércitos.
En Cantabria hemos rozado el lleno hasta la bandera. Se llenó Cabárceno, el parque en el que Hormaechea soñaba elefantes mientras el presidente de Altos Hornos proyectaba alargar la agonía de una explotación minera agotada. Y se llenó Fuente Dé, para subir a los Picos por el camino de cables que trazó otra mina cerrada. Dos ejemplos de reconversión que dejaron paso a la mina turística que ahora oxigena las arcas de Cantur, justo cuando el gobierno regional va a recortar treinta y dos millones de euros poco después de aprobarse el presupuesto.
Con gente hasta la bandera me gustaría que estuviese la feria del libro de Santander, que se inaugura pasado mañana. Y que las ventas elevasen el ánimo de libreros y editores, esos profesionales que se resisten a que muera el mágico mundo del papel. Si además el gobierno regional paga las ayudas a la edición, paralizadas desde diciembre, el futuro se presentaría un poco más amable. Pero la Hacienda regional, tan cauta, tiene los pagos retenidos ‘sine die’, que es una manera latina de decir vaya usted a saber hasta cuándo. O, acorde con estos tiempos, cuando Dios quiera.
Esperemos poder resistir hasta entonces con la bandera levantada.

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