El Diario Montañés, 13 de septiembre de 2017
Al
tiempo que finaliza el verano y cierran algunos negocios turísticos por falta
de rendimiento económico, no se pueden abrir residencias de mayores, pese a la
necesidad que hay de ellas, porque los márgenes de explotación resultan
escasos.
En esto
de los márgenes se ha apretado mucho últimamente. Hace unos años, cuando el
retroceso económico parecía una posibilidad remota, los que imaginan el futuro
auguraban que el siglo veintiuno sería el de la civilización del ocio. Así lo
hacía prever el número creciente de jubilados, a los que se suponía un poder
adquisitivo que garantizaba su porvenir. Ellos deberían ser la base de negocios
que se levantarían, sobre todo, en torno al turismo, la cultura y la
dependencia.
En
cuanto a la dependencia, ya sabemos cual es la situación actual. Sobre la
cultura, no conozco que se pusiera en marcha ningún plan específico, más allá
de los descuentos en los espectáculos. Fue en lo referente al turismo donde se
dieron los pasos más decididos, con la creación de los viajes del Imserso, que
nacieron con la pretensión de que nuestros mayores conocieran lugares nuevos y
los hoteles de las zonas turísticas permaneciesen abiertos durante la temporada
baja.
Pero
llegó el futuro. Y ni nuestros jubilados viven tan bien como se preveía ni nuestra economía se ha recuperado tanto como nos
pintan. Quizá por eso el Gobierno ha decidido prorrogar este año, con los
hoteles que se acojan a la promoción de los viajes del Imserso que ahora
comienza, las mismas condiciones económicas que en las dos campañas anteriores.
Algunos hosteleros murcianos han comenzado a borrarse de la lista, y los de la Costa Blanca han dicho que esta campaña respetarán esas
condiciones, pero que la próxima quieren un 20% de aumento, porque la situación
es insostenible (un hotel de cuatro estrellas debe ofrecer alojamiento y
pensión completa –con agua y vino incluidos– por 21 euros por persona y día).
Avisan
con un año de antelación. Tiempo suficiente para solucionar un problema que, aunque
lo parezca, no es menor. Hay más de un millón de jubilados viajeros: muchos
votos en juego.
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