©El Diario Montañés
El Diario Montañés, 15 de noviembre de 2017
No
tiene suerte Íñigo de la Serna desde que es ministro de Fomento. Problemas con
aeropuertos, estibadores y taxistas, rescate de autopistas, presiones por el
soterramiento de las vías... La semana pasada se desplazó hasta Cantabria, buscando
ser profeta en su tierra, para «inaugurar, visitar e iniciar» obras, un tres en
uno que no fue precisamente el «veni, vidi, vinci» de Julio César porque en
Renedo no pudo cortar la cinta de inauguración, siquiera para llevarse un trozo
de recuerdo; nadie tuvo el detalle de ponerla. No me extraña que le pareciera
la ceremonia más triste de su vida, poco acorde con una obra que había costado
casi 56 millones de euros. Quizá para aminorar su tristeza ninguno de los allí
presentes –vecinos, políticos o periodistas– cuestionaron sus palabras, que
juzgo inexactas, a no ser que la relación entre la velocidad, el espacio y el
tiempo haya variado desde mis años de bachillerato. Decía el ministro que esas
obras «han permitido elevar la circulación de los trenes a 160 km por hora
[...] y una disminución de alrededor de 25 minutos entre Palencia y Santander».
Por más vueltas que le doy, no me salen las cuentas, porque el tren sigue
tardando desde Madrid las cuatro horas y diez minutos de siempre (un amigo que
trabaja en la RENFE me lo corrobora: «cuando llueve, incluso algo más»). ¿Será
que a Íñigo también le están haciendo boicot los maquinistas no sacándole todo
el rendimiento a los motores? Habría que aclararlo, porque en esto del AVE las
inexactitudes se acumulan, y no es error pequeño la desviación entre los 350
millones que presupuso la Universidad de Cantabria que costaría la obra del
tren de altas prestaciones y los 1.658 que se calcula ahora que costará (aunque
hasta 2023 –y más allá– hay tiempo para mayores desvíos).
Por su parte, al gobierno regional, que anda a la greña con De la Serna, sólo
le ha faltado atribuirle la responsabilidad de los argayos de Valdáliga y La Hermida, casi
coincidentes con su visita. Es de suponer que fueran simple casualidad
provocada por la lluvia. Pero...
No hay comentarios:
Publicar un comentario