martes, 12 de diciembre de 2017

MALDITO PUENTE (13 de diciembre de 2017)


El Diario Montañés, 13 de diciembre de 2017

Nunca llueve a gusto de todos, como se ha demostrado en este puente lluvioso. La gente del campo ha respirado aliviada, pero la mayor parte de las instalaciones de Cantur rozaron el fracaso. Tampoco el comercio de la ciudad ha hecho caja, porque los turistas o bien huyeron ante la amenaza de la borrasca ‘Ana’ o bien optaron por refugiarse en los centros comerciales, templos paganos del ocio y el consumo. Ellos han sido los únicos que hicieron el agosto en diciembre.
Uno, que por razones que sí vienen al caso no pudo estar esos días haciendo turismo sino ejerciendo de acompañante en un hospital, ha vivido de cerca algunos despropósitos de los puentes, que tienen la propiedad de paralizarlo todo. En un puente cortamos con la actividad cotidiana y dejamos las tareas olvidadas o en manos de otros, como si nunca hubiera un mañana. Baja la persiana, decimos, que el lunes será otro día.
Precisamente el lunes que siguió al puente una de las responsables médicas se echaba las manos a la cabeza porque los pacientes de planta no habían recibido ninguna visita de sus compañeros especialistas durante todo el período vacacional, como si el ocio de unos hubiera afectado a la actividad de todos. Hubo incluso quien se preguntaba por la idoneidad de alguno de los tratamientos que se habían prescrito durante su ausencia. Y uno, que por edad creía haberlo visto ya todo, llegó a pensar que en ese momento asistía a la hora estelar de los desatinos, aunque luego recapacitó con frialdad y tuvo la certeza de que tales problemas podían deberse en parte a la política de recortes que se ha llevado a cabo en la sanidad y que se manifiestan con nitidez en los periodos vacacionales.
Desconozco si hay estadísticas que miden los índices de éxitos y fracasos médicos en esas épocas. Pero les recomiendo que, por mera prevención, procuren no enfermar, porque los hospitales suelen quedar en manos de los residentes, grandísimos profesionales de lo teórico, pero incapaces de capar porque nunca han cortado cojones. Que es como se aprende.

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