martes, 5 de diciembre de 2017

VARA DE MEDIR (6 de diciembre de 2017)


El Diario Montañés, 6 de diciembre de 2017

Vivimos unos tiempos en los que la vara de medir se estira o se encoge a capricho, porque la objetividad se ha precipitado por el desagüe de la insensatez hacia el camino de la desvergüenza.
Recientemente Bruselas colocaba a España a la cabeza de Europa por la desigualdad de las rentas de los ciudadanos, y al mismo tiempo surgían voces que negaban tal evidencia, como esas otras que en pleno siglo XXI niegan, con fe religiosa y ardor casi guerrero, la redondez de la tierra. La óptica humana es tan subjetiva que el cristal de cada uno suele desvirtuar la realidad mucho más de lo prudente. Acaso por ello, mientras que para algunos el concepto de bienestar consiste en tener asegurados a diario el techo y la comida, para otros más favorecidos estriba en poder comer en los restaurantes sin preocuparse por los precios de la carta.
Procusto, gigante mitológico que vivía en un bosque y ofrecía posada a los viajeros que se perdían en él, tenía la extraña perversión de adaptar las medidas de sus huéspedes a la cama en la que los invitaba a dormir, para lo cual estiraba a los más bajos de estatura y cortaba las piernas a los más altos. En el sentido de acomodar la realidad a los intereses particulares, me parecen procústicos y fuera de medida los argumentos de quienes estos días defienden en el ruedo político autonómico la validez de los pactos con tránsfugas, según apoyen sus intereses en el ayuntamiento de Santander o en el gobierno regional. Un tránsfuga, que objetivamente lo es, parece menos tránsfuga cuando está de mi parte; como un error arbitral lo es menos –y casi no duele, y hasta nos alegra– cuando favorece nuestros intereses y perjudica los del equipo contrario.
Los errores del fútbol español se van a intentar corregir la próxima temporada con la instalación del vídeo arbitraje (VAR). Pero parece que de momento no hay ninguna voluntad de instalar la vara que mida con objetividad tantas cuestiones contradictorias de la política y la economía.
Seguiremos aferrándonos a la hemeroteca.

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