martes, 3 de abril de 2018

SEMANA DE PASIÓN (4 de abril de 2018)


El Diario Montañés, 4 de abril de 2018 ©DM

En nuestra insegura economía, la mejoría o el empeoramiento de los datos nunca son definitivos. Lo que hoy es bueno, mañana puede ser malo. Y viceversa. Sucede con las cifras del paro, inestables hasta la desesperación, por aquello de que cuando los puestos de trabajo son eventuales no es posible fijar nada, porque nada es definitivo. Hay estadísticas de empleo en las que un mes tenemos los mejores resultados de España y al mes siguiente los peores. Algo similar ha ocurrido con el turismo esta Semana Santa, cuando los datos en el parque de Cabárceno –un termómetro preciso– cambiaron de signo de un día para otro. El viernes se batió el récord de la década en cuanto a visitantes, pero el sábado apenas se alcanzó la mitad que el mismo día del año anterior. Lo que demuestra que la economía, cuando depende de la meteorología, es frágil, desvalida, y siempre está a la intemperie.
En defensa de tan menesterosa situación, Revilla se ha echado al monte para luchar en desigual combate contra los gigantes –en Peña Cabarga y en mangas de camisa, hay que tener mucho valor– y demostrar que los telediarios se equivocaban en sus predicciones meteorológicas. Mientras, en el gobierno de coalición que le está tocando sufrir, se le agigantaban los enanos. El último problema, hasta ahora, ha sido el caso de Joaquín Ruiz Sisniega, gerente de la Fundación Marqués de Valdecilla, que compatibilizaba tal gerencia con una pensión de incapacidad permanente total, a la postre incompatible. La ley contempla que un trabajo remunerado y una pensión sólo pueden coexistir si las funciones del trabajo no coinciden con las que dieron lugar a la incapacidad. Y en el caso de Ruiz Sisniega, según parece, eran tan similares que coincidían en todo.
En su particular semana de pasión, cuando regresó del monte, el presidente se encontró con el calvario del fuego amigo. Un sinvivir, sólo paliado con la satisfacción de ver publicado un nuevo libro en el que denuncia muchas cosas y defiende la virilidad de ‘Furaco’. Menos mal.

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